La alfalfa es un cultivo forrajero que pertenece a la familia de las leguminosas, de
crecimiento perenne con hojas trifoliadas, de una altura entre 60 y 90 cm y de
raíces profundas. Se le llama “reina de las forrajeras”, por su gran contenido en
proteína (hasta en un 27%). Se le utiliza como alimento básico para diferentes
especies de animales.
Ventajas de la alfalfa
La alfalfa no requiere fertilización con nitrógeno porque es una planta fijadora de este elemento, entre 100 a 150 kg / ha /año. Pero si requiere fertilización a base de fosfatos debido a que los suelos de sierra son deficientes en fósforo, por tal motivo se recomienda fertilizar con productos como el guano de isla o fosfato di amónico que permitirá a la vez un mejor anclaje de la raíz.
La alfalfa de la variedad W 350, se adapta al pastoreo y puede permanecer en el terreno desde 8 hasta 15 años, por lo que es más económica en comparación con otros forrajes.
La alfalfa no requiere fertilización con nitrógeno porque es una planta fijadora de este elemento, entre 100 a 150 kg / ha /año. Pero si requiere fertilización a base de fosfatos debido a que los suelos de sierra son deficientes en fósforo, por tal motivo se recomienda fertilizar con productos como el guano de isla o fosfato di amónico que permitirá a la vez un mejor anclaje de la raíz.
La alfalfa de la variedad W 350, se adapta al pastoreo y puede permanecer en el terreno desde 8 hasta 15 años, por lo que es más económica en comparación con otros forrajes.
¿Qué son las alfalfas dormantes?
Se llama así a aquellas variedades de alfalfa que se desarrollan eficientemente
cuando hay condiciones agroecológicas favorables y entra en dormancia (latencia
o inactividad) cuando se presentan condiciones desfavorables, como por ejemplo
sequías prolongadas, fuertes heladas, caída de nieve, etc. Luego, apenas mejoran
las condiciones se activan nuevamente y continúan con su desarrollo.
Terrenos adecuados para instalar alfalfa
De preferencia se deben seleccionar terrenos que fueron trabajados en años
anteriores, si es posible después del cultivo de cebada, avena, papa, haba,
entre otros.
• Los suelos deben ser profundos, de textura franca, con pendientes moderadas
y pH mayor a 5.8. Estos suelos no deben ser inundables o bofedales.
• Si los suelos son ácidos se puede incorporar cal agrícola a razón de 4 a 5 t/ha.
• Para medir el pH del suelo hay que realizar análisis previos mediante el uso de
un peachímetro de bolsillo, pero también es recomendable conocer el historial
de la parcela (si alguna vez desarrollaron bien cultivos como haba, arveja o
avena, por ejemplo). Los suelos aptos para alfalfa son aquellos formados a
partir de roca caliza a los conocidos “Kallpares”.
En seguida todo el manual completo con la informaciòn detallada: buena lectura!